Pensamos que la forma de ser y de actuar actual de los niños hoy en día se debe a que se ha dejado de considerar al niño (con todos sus mecanismos naturales) como razón de ser de la educación.
La actual “razón de ser” siendo: “que se porte bien” (para la comodidad de los padres), “que tenga buenos hábitos” (enfoque conductivista) o “que sea listo” (para lucir del hijo). Como resultado, se ha dejado de atender al niño integralmente, es decir conforme a su naturaleza, con todas sus necesidades: afectivas, psicológicas, espirituales, físicas, etc.
Los avances de la última década en psicología y en neurobiología nos aportan información con respecto a los mecanismos naturales del niño y confirman los hallazgos de algunos pedagogos y psicólogos.
Ej. Montessori y Bowlby: dedicaron toda su vida a investigar la naturaleza y los mecanismos del niño.
No pretendemos sustituir, la antropología o la epistemología, por la neurobiología. Sin embargo, pensamos que ambos se complementan perfectamente. Proponemos un enfoque integral del Niño.
Los problemas que se ven en la niñez, no son otra cosa que un grito de la naturaleza, que se rebela ante una falta de respeto por las necesidades básicas del niño. Para atenderlas, hay que entenderlas.
Los cambios de verdad pasan por las personas –no por las estructuras–, empezando por invertir tiempo y esfuerzo en los niños.
La principal forma de mantener la familia integra, es volver a prestigiar y dar sentido, por un lado a la realidad de la maternidad, y por otro lado, al papel clave del padre y de la madre en el desarrollo del niño.
Queremos niños seguros y felices: el vínculo de apego y el asombro son mecanismos naturales para que nuestros hijos puedan serlo.